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miércoles, 1 de junio de 2011

Claudia Mijangos

Claudia María, Ana Belén y Alfredo Gutiérrez Mijangos, de 11, 9 y 6 años, respectivamente, fueron inmolados el 24 de abril de 1989, entre las 5 y 6 de la mañana.
De acuerdo con versiones periodísticas de la época, las autopsias, que duraron alrededor de cinco horas, revelaron que los pequeños murieron a causa de las heridas, producidas con tres cuchillos de cocina, produciendo desangramiento; perforación de pulmón, perforación del corazón, en caso de las dos niñas; y en el niño, amputación total de la mano izquierda y casi cercenamiento de la derecha.
Los cuerpos de los niños se encontraron en un cuarto, colocados uno sobre otro.
El asesinato fue reportado a la policía por Verónica Vázquez, amiga de Claudia, que llegó de visita. La mujer, según la testigo, “actuaba como si nada hubiera ocurrido”. La filicida, una vez descubierta, logró causarse heridas superficiales en brazos y pecho al intentar quitarse la vida, pero fue detenida y posteriormente trasladada a la clínica del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Después de atenderla, los encargados de recibirla declararon que Mijangos no ingresó bajo el efecto de sedante alguno; aún cuando en el lugar de los hechos se encontró el frasco de los medicamentos que presuntamente tomaba para controlar las constantes depresiones que sufría.
Una vez pasado el efecto del sedante, al preguntarle por sus hijos afirmó que los niños estaban en el colegio y tenía que ir a recogerlos; aún del domingo recordaba algunas cosas; pero, volvía a perder todo sentido de realidad cuando se le cuestionaba sobre la causa de sus heridas y lo que ocurrió la madrugada del lunes.



“Otras realidades”
Claudia Mijangos era una persona maniaco depresiva y sufría esporádicas lagunas mentales y delirio de persecución. Incluso decía a sus amistades que su ex esposo Alfredo Gutiérrez Castaños, empleado bancario de 41 años, la agredía y llegó a golpearla en algunas ocasiones; también, ella temía que Gutiérrez les pudiera hacer daño a los niños.
Surgieron opiniones encontradas… había quienes no podían creerlo, puesto que Claudia impartía clases gratis de ética y religión en el colegio Fray Luis de León, donde sus hijos estudiaban, a niños de primaria. Sin embargo, los vecinos decían que era una persona muy conflictiva, castigaba con severidad a los niños e incluso llegó a golpearlos.
La noticia del asesinato acusó revuelo en toda la sociedad queretana, especialmente entre los vinculados al Fray Luis; de hecho, el resto de los alumnos no quería regresar a clases por temor a que apareciera la mujer y les hiciera daño.

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